domingo, febrero 12, 2006

Taaaxiiis

En mi vida anterior de pseudo-pija cuando la mayoría de mis amigas y compañeras del convento recibían más en concepto de "paga de los papis" de lo que yo cobro actualmente cada mes, las apariencias jugaban un papel importante.

Bajo mi humilde punto de vista, yo, y alguna amiga más, nos salvábamos porque nos importaba bien poco la apariencia ya que nos interesaban más otros temas típicos de la edad (o sea, la música y los niños pijos del otro colegio y los skins, punks, rockabillies y rebeldes, amigos de mi hermano "pequeño"). Parece una frase contradictoria en sí, pero la incoherencia forma parte de mi encanto.

Sin embargo, el otro día me vino a la mente un argumento que tira abajo esta imagen que estuve creando durante años de lo poco que me importaban y me importan las apariencias ....

En aquella época algunos padres se iban turnando para llevarnos al colegio cada mañana dado que como bien indicaba el apodo que teníamos (las virgenes de la colina) estaba a unos kilómetros del pueblo y tampoco era cuestión de ir andando.

Mis padres tenían un coche "normal", aunque algo largo debido a los hijos y perros varios, y los días que le tocaba a mi padre llevarnos para mí eran alegres, y no solamente porque podía quedarme 10 minutos más en la cama....

Otro padre del grupo, un señor abogado maravilloso, tenía un Jaguar muy antiguo. Era un coche precioso y bien cuidado. Pero era viejo. Las veces que le tocaba a él eran momentos tensos. ¿Arrancará o no arrancará? Todavía tiemblo cuando recuerdo el día en que se le murió a medio camino y tuvimos que bajar las tres virgenes del coche a hacer autostop ... No tardó mucho en llegar la "Lady", sí era una Lady de estas oficiales, y era nuestra profesora de matemáticas. Pero lo de Lady debía ser algo de su juventud porque poco se le notaba ya .... El coche lleno de colillas, botellas y la falda subida por encima de las rodillas enseñando unas piernas más bien poco depiladas .... Eso sí, al pesar de todo, era una señora fantástica y excéntrica y yo, como soy rara, la quería mucho. Pero las bromas sobre nuestra experiencia de aquel día, tardaron en gastarse ....

Pero eso no era nada comparado con el tercer padre. Bueno, su coche. Este señor, en pleno campo inglés, tenía como coche a un taxi ... un taxi londinense. No es que tenga nada en contra de los taxis, de hecho los coches en sí pueden ser muy útiles aunque los conductores de los mismos a veces me ponen algo de los nervios. Pero este señor no era taxista, no estabamos en Londres y además yo iba un colegio pijo de monjas. Y que te lleven en "eso" puede dañar la reputación de cualquiera!


Suerte que me importaban bien poco las apariencias, ejem. Aunque algo traumatizada quedé ...