jueves, septiembre 22, 2005

This little Big went to market ...

El otro día, después de mucho tiempo escuchando a mis amigas escandalizándose por mi poca participación en el mercado del pueblo, aproveché estos días de trabajo flojo (por no decir casa nada, ains) para ganar mi sitio en dichoso lugar.

No es que tenga manía a los mercados, bueno sí que tengo manía al semanal que montan en la ciudad donde a veces trabajo (algunos habrán leido algo sobre mis experiencias), pero manías específicas aparte, no me gusta la sensación de andar perdida por la vida, por mucho que parezca lo contrario.

Pero todo es cuestión de ponerse. Me armo de valor y entro (digo entro, porque es un mercado de estos tapados no el semanal de mis manías) y ya tengo el primer problema. Si hay cola, eso implica que el sitio es bueno, no? Nunca he creido mucho en este rollo, de hecho los mejores bares que he estado han sido los más vacíos, pero según mi psicólogo (inventado, por eso) eso va relacionado con mi necesidad de ayudar al más pobre y de paso sentirme heroina y el centro de atención. Pero a lo que iba. Yo tenía que comprar carne, recomendada por mi amiga más maruja, pero hosties, no me acordaba del sitio que me dijo. Pero claro, tan maruja como es ella, no la veo comprando carne en un sitio donde no hay cola porque si no, cómo aprovecha para hacer la charla con las otras marujas de turno? Así que me decidí por el sitio con más cola.

No hacía falta que se presentasen, solamente prestando un poquito de atención me enteré de sus nombres, los de sus hijos, nietos y vecinos. De hecho estaba flipando tanto con la historia de la hija de la de masía tal que se había fugado con el marido de la nieta del panadero que no me dí cuenta de que en eso de los mercados hay que pedir turno. Eso de pedir turno me parece cosa de las administraciones públicas y bastante me cuesta coger el ticket con el número en estos sitios para encima andar haciendo lo mismo en el mercado y menos todavía si no hay máquina dispensadora automática de números o como se llame el bicho este. Pero llega un momento en la vida de cualquiera cuando se da cuenta de que van despachando a todos menos a uno mismo y eso molesta. Así que cansada ya del cotilleo y de ver como el carnicero supremo iba haciendo barbaridades con la cabeza de una pobre oveja, dije YOOOOOOOOO ... se me quedaron mirando todos con cara de, y ésta? de dónde ha salido? quién es? Pero mientras me miraban, apuntando mi cara mentalmente en su agenda del cotilleo, la carnicera chica decidió que aunque no había confesado ser la última, hacía tiempo que me tendrían que haber atendido.

El siguiente problema que tenía era cómo pedir las cosas porque claro era mi primera vez con audiencia y yo, eso de la carne, lo llevo bastante mal ... No domino los trozos ni los tipos ni los pesos así que suelo ir en plan .... quiero hacer este plato para X personas y quiero hacer esto así pero no me acuerdo si es con cerdo, oveja o vaca burra y de peso no me hables que no domino el tema. La carnicera que era un encanto de niña, al pesar de haberme ignorado en mi iniciación, me solucionó todas mis dudas bajo la mirada atónita de los espectadores.

Acabado el espectáculo casi se ponen a aplaudir y yo que tenía que ir al puesto de las verduras y la fruta, al sentirme como una estrella de cine decidí pasar del siguiente reto e irme para casa igual que el cerdito ...

This little Big went to market
This little Big stayed at home
This little Big had Roast Beef
This little Big had none
And this little Big went weeweewee
All the way home