Monday, bloody Monday
Ayer leí las noticias en estado de lunes total, entiéndase en plan "me cago en tó" cuando hasta los afectados por Wilma parecían más afortunados que yo.
Una de las noticias que me llamó la atención fue por su posible repercusión mundial, debido a una cuestión de problemas globales. Aunque luego repasando la prensa nacional, entiéndase del Estado de España y sus naciones, no encontré ni una pequeña mención.
Decidí no dar más importancia a dicho artículo de la prensa hasta este mediodía cuando en mi carrera habitual entre clase, reunión, clase, coche, clase, ¿dónde voy? ¿cómo me llamo? me encontré con un motivo importante para difundir la noticia.
En la academia suelo acabar con chinchetas en la suela de las botas, de hecho en el colegio era de las pesadas de turno que las clavaba expresamente pero no viene al caso. Me gusta el ruido que hacen y la sensación y lo de ... ay una chinchetita, jo jo jo, y te la quitas ... si quieres. Pero otra cosa bien diferente es que te encuentres en mitad de clase haciendo una demostración super artística de la muelte y se te quede clavado el pie en el suelo por culpa de un ASQUEROSO CHICLE.
Eso no lo permito.
No permito que coman chicle en clase.
Y menos todavía que lo tiren luego al suelo, sea en clase, sea en la carretera, sea en la acera, sea donde sea. Está totalmente prohibido.
El director inglés me ha dado una idea. Después de que un chicle, pegado debajo de una mesa, se le ensuciara el traje a otro director, pidió pruebas de ADN a todos los empleados para encontrar el culpable del delito.
Evidentemente, al salir la noticia en el mundo mundial dicho señor con todo su humor británico dijo que había sido una broma ... kjo jo jo .... pero que bromas aparte, ahora iba a hacer la prueba del detector de mentiras a ver quién se había chivado a la prensa.
Y una mielda. Pido el ADN de todos mis alumnos y las personas que estuvieron por los alrededores entre las 13:00 y las 16:00 hoy, día 25 de noviembre.
Si te pillo, te mato.
Una de las noticias que me llamó la atención fue por su posible repercusión mundial, debido a una cuestión de problemas globales. Aunque luego repasando la prensa nacional, entiéndase del Estado de España y sus naciones, no encontré ni una pequeña mención.
Decidí no dar más importancia a dicho artículo de la prensa hasta este mediodía cuando en mi carrera habitual entre clase, reunión, clase, coche, clase, ¿dónde voy? ¿cómo me llamo? me encontré con un motivo importante para difundir la noticia.
En la academia suelo acabar con chinchetas en la suela de las botas, de hecho en el colegio era de las pesadas de turno que las clavaba expresamente pero no viene al caso. Me gusta el ruido que hacen y la sensación y lo de ... ay una chinchetita, jo jo jo, y te la quitas ... si quieres. Pero otra cosa bien diferente es que te encuentres en mitad de clase haciendo una demostración super artística de la muelte y se te quede clavado el pie en el suelo por culpa de un ASQUEROSO CHICLE.
Eso no lo permito.
No permito que coman chicle en clase.
Y menos todavía que lo tiren luego al suelo, sea en clase, sea en la carretera, sea en la acera, sea donde sea. Está totalmente prohibido.
El director inglés me ha dado una idea. Después de que un chicle, pegado debajo de una mesa, se le ensuciara el traje a otro director, pidió pruebas de ADN a todos los empleados para encontrar el culpable del delito.
Evidentemente, al salir la noticia en el mundo mundial dicho señor con todo su humor británico dijo que había sido una broma ... kjo jo jo .... pero que bromas aparte, ahora iba a hacer la prueba del detector de mentiras a ver quién se había chivado a la prensa.
Y una mielda. Pido el ADN de todos mis alumnos y las personas que estuvieron por los alrededores entre las 13:00 y las 16:00 hoy, día 25 de noviembre.
Si te pillo, te mato.
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