sábado, octubre 15, 2005

You and me baby ain't nothing but mammals ...

Algo reacia a la rutina, a lo mejor por lo que abunda en algunos trozos de mi vida, considerarme un animal de costumbre tampoco me agrada demasiado.

Reconozco que tengo la costumbre de poner el despertador como mínimo 20 minutos antes de la hora en la que pienso levantarme. Supongo que mis dosis de "5 minutos más" también forman parte de mi rutina diaria por mucho que otros intenten llamarlo de otra manera.

Hay los que se agobian por la rutina. Como mi amigo, pongamos que se llama Juanito Banana, quien, en un momento de sinceridad total, me confesó que va cambiando la ruta que toma desde su lugar de trabajo hasta la estación de tren. Eso me hizo pensar: o este chico tiene una vida tan rutinaria que hasta algo así puede parecerle emocionante o es que está mal de la cabeza. Sonreí y le felicité, amablemente, por su rebeldía ante la rutina!

Yo no suelo cambiar la ruta a ningún lado porque bastante me cuesta encontrar los sitios para encimar desviarme del camino. Las veces que he perdido el coche, ufff .... tengo la costumbre de siempre intentar aparcar en el mismo sitio cuando tengo que ir a la ciudad más que nada para aliviar la búsqueda del vehículo después. Intentar digo, porque luego tengo la costumbre de cagarme en todo y acabo aparcando más lejos donde sabía que habría sitio y donde tendría que haber ido ya desde el principio, ahorrándome disgustos, tiempo y gasolina.

Debido a las vueltas en búsqueda de aparcamiento, tengo la mala costumbre de visitar las gasolineras más de lo necesario, donde las cosas también siguen su rutina, la mía. Busco un surtidor libre, bajo del coche, me hago un lío con la llave ya que si está cerrado el coche no me deja abrir el depósito, pongo el producto, elegido cuidadosamente, intentando conseguir que entre más gasolina en el agujero que en el suelo, cierro el depósito, cierro el coche, ufff mielda, vuelvo a abrir el coche, cojo el dinero, cierro el coche, paso por caja, saludo al chico o chica de turno comentando el tiempo/precio de la gasolina/partido de futból/nuevo peinado de Marujita y vuelvo al coche, abro, arranco y me voy.

Y así lo hice el otro día.

Lástima que fuera una gasolinera donde primero tienes que pagar y luego poner la gasolina. Me rompieron las esquemas y me fuí sin poner la gasolina cuando ya estaba pagada ...

Suerte que cuando volví, al fijarme un poquito más tarde en que seguía encendida la luz de "pon gasolina ya, hosties", el chico se acordó de mí ... "Te estaba esperando, despistada". Despistada, no, animal de costumbre!