martes, mayo 16, 2006

Off with his head!

Los alumnos en general tienen problemas con los acentos. Yo en mis momentos franceses también los tenía hasta que descubrí el castellano donde no existe el acento "para abajo". Pero luego me topé con el català y me volví a liar.

Mis queridos alumnos sufren mucho con los acentos. Y yo que pensaba que no teníamos de eso.

Sin embargo, se ve que soy la excepción que cumple la regla. A mí casi todo el mundo me entiende (o al menos las palabras, porque entenderme a mí como persona ya es algo más complicado). Dicen que hablo como una presentadora de la BBC y algunos dicen que como la Reina, la mía. Y a la Reina, si no la entiendes te corta la cabeza.

Hoy en día ya no está de moda la RP (Received Pronunciation) y te puede tocar una clase que llevan años con profesores del norte, por poner un ejemplo, y te dirán CASTLE cuando yo y mi Reina decimos CASTLE pero ¿quién eres tú para corregirlos?

A lo que iba. Diferenciar entre acentos tiene su gracia. Si me encuentro con gente de todas las regiones y pueblos de España, me pierdo. Me arriesgo a decir que podría diferenciar entre uno de Barcelona, Girona, Lleida o Tarragona, un vasco, un andaluz y un gallego. Hasta noto algo entre un malagueño y otro de Almería pero no me pidas más. Reconozco, por debilidad, el acento argentino pero no sé diferenciar entre uno chileno, peruano o venelozano.

De la misma manera, con otros lugares de habla inglesa, me pierdo. Mis alumnos no lo entienden. Piensan que debería saber de qué estado de USA es un acento o si es de Nueva Zelanda, Australia o Sud Africa, Escocia, Irlanda o Liverpool.

No tengo ni idea. Si me aprietan me lo invento, y normalmente lo cago, pero como soy la profesora soy como la Reina...

"El acento es lo de menos, lo que importan son las palabras".


Cuando me presionan es lo que digo, y quedo divinamente la muerte!

Y mientras tanto, ellos siguen luchando para intentar entender algo de estos acentos tan raros, bonitos y originales que abundan por el mundo.... Pero como me entienden a mí, no es mi problema, je... ¿o sí?