miércoles, octubre 18, 2006

Only routine people get routined ...

Nunca me han gustado las rutinas.

Tengo mi rutina, claro. Mi rutina consiste en una rutina, como la de cualquiera, y por mucho que intento seguirla no me sale, o no me dejan.

La primera cosa que me dice la rutina diaria es: LEVANTARME. Eso ya me jode de entrada. La rutina me manda en el subconsciente y hace que ponga el despertador a las 07:30. Mi anti-rutina hace que a veces se me olvide poner el despertador y que otras veces me levante a las 8 y pico y vaya de culo. Vaya mielda de rutina!

Mi rutina me dice que entro a trabajar a tal hora. La anti-rutina hace todo lo posible para que no sea así. A la hora de la salida, impone más mi genio que la rutina de cualquiera.

Mi rutina hace lo que puede. Pero no puede conmigo ni yo con ella.

Todo eso viene por una conversación que he mantenido hoy con una compañera. Me pregunta: ¿Sabes lo que más me aburre?

La rutina, me dice. "Y tengo la sensación de que me estoy metiendo en una rutina y eso me asusta".

Según ella su rutina consiste en: levantarse, ir a trabajar, volver a su casa. Se ve que todo lo que hace entre levantarse y volver a su casa no entra en su rutina. Ni entre oir el despertador y dormirse. Me dí cuenta que tampoco era el momento para interpretar sus sueños en plan Freud, porque a lo mejor también son rutinarios.

Intenté entenderla, pero no pude.

Debe sufrir la enfermedad de rutinas rutinarias.

Al final el problema será mío, pero hay dos palabras que no soporto: ABURRIMIENTO (boredom) y RUTINA (routine).